Prejuicios religiosos

Cuando hube abandonado la religión que me inculcaron mis padres, para convertirme en agnóstico, mis perspectiva respecto a otras religiones cambió de manera muy drástica.

Poco a poco se desvancen mis prejuicios hacia quienes profesan otras religiones. Ya no veo a los miembros de otras religiones, distintas a la mía, como personas equivocadas. Ahora reconozco que todos estamos algo equivocados. Que no hay religión o texto sagrado que posea la verdad, en cuanto a teología se refiere. Y esto es muy duro de aceptar cuando eres miembro de una religión particular. Cuando somos miembros de un grupo cualquiera estamos naturalmente inclinados a defender los intereses y las creencias del mismo. Vemos una crítica hacia el grupo como un crítica hacia nosotros y nuestra base de creencias.

Ya no defiendo una iglesia, ni un sistema particular de creencias. Creo que los hombres somos incapaces de aclarar nuestras dudas respecto a la existencia de Dios y su relación con el hombre.

Y sin embargo, creo que aún así las religiones son útiles. Le proporcionan confort y esperanza a las personas. Son vigilantes constantes de la moral y el buen actuar de las personas. Lo que me preocupa en cambio, es que algunas religiones aún conserven prácticas antiguas que no conducen al bien, sino que por el contrario, causan dolor y muerte. Pero confío en que las personas eventualmente decidirán abandonar dichas prácticas. Creo que los hombres en la actualidad, y gracias al canal enorme de información al que tenemos acceso, hacemos uso de nuestra nueva y ampliada visión del mundo para depurar nuestras creencias y nuestras convicciones. Dejamos poco a poco de ser actores a ser artífices; de ser quienes escuchan y aceptan a ser quienes analizan y ponen en duda.


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"El prejuicio se basa no tanto en lo que uno odia o le desagrada, ya sean ideas, actividades o gente, sino en el hecho de que es más fácil y más seguro quedarse con lo conocido."
– Wayne Dyer 

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