Algo que he llegado a notar en mi forma de comer es que en muchas ocasiones lo hago sin estar verdaderamente hambriento. Que en muchas ocasiones es un factor ajeno al hambre el que me impulsa a comer cosas que no necesito, como galletas y pastelitos. Que lo que hago en ocasiones es comer porque estoy ansioso por algún pendiente, personal o de trabajo, que no he podido resolver. En otras ocasiones lo hago para pasar el rato. Y es que, desde pequeño, una de mis maneras de combatir el aburrimiento era ir a la tiendita de la esquina a comprar papitas y galletas. Image: Grant Cochrane / FreeDigitalPhotos.net Son éstas comidas innecesarias y altas en calorias las que minan mis esfuerzos al hacer ejercicio. Son las que restan los efectos benéficos de hacer actividad física. Si bien no es mucho el exceso de equipaje que llevo a cuestas (sólo 4 o 5 kilos) no he podido hasta ahora deshacerme de él y permanecer en ese peso, más cercano al ideal, de manera constante. Esto es lo que me lle...