Así soy yo (y no puedo cambiar)
Frases como «Así soy yo» y «Así es mi carácter» por lo regular preceden a otras de tipo «y no puedo cambiar». Ese no puedo cambiar lo podemos interpretar de varias formas, aquí sólo voy a exponer tres.
La primera es, «en realidad no quiero cambiar, me quiero evitar la fatiga». La segunda forma de interpretarlo podría ser «lo he intentado antes y he llegado a la conclusión de que no puedo, no es posible». Finalmente, la tercera es «actuo así porque me conviene».
En los tres casos anteriores, el individuo tratar de convencerse y de convencer a los otros de que así son y nada pueden hacer para cambiar (mejorar). Ésta es una forma de justificar nuestras faltas y nuestros defectos. Puede ser una forma de lavarnos las manos, de cerrar los ojos ante nuestros defectos.
También puede ser una forma de abandono, en la que la persona tras varios intentos fallidos se hace a la idea de que no hay forma de cambiar. Entonces tira la toalla, abandona.
En otros casos, incluso, puede ser usado por algunas personas como artefacto de manipulación. ¿Cuántas veces no hemos conocido a personas que maltratan y atacan verbalmente a otros? ¿Cuántas de esas personas justifican los insultos argumentando que así es su carácter? Es la clásica persona que tras una pelea o una discusión acalorada dice «¡ya sabes así soy!» y «¿qué esperabas?».
Sea cual sea el caso, el carácter es sólo una fachada. Muchas veces las personas utilizan esa fachada o máscara por muchos años. Algunos lo hacen porque de verdad creen que esa máscara son ellos. Otros lo hacen porque jugar el papel les trae algún beneficio, como en el caso de quienes manipulan.
Dificilmente una persona puede ser realmente quien cree que es. Porque como seres humanos nos es muy difícil apreciar la realidad de manera objetiva, siempre existe un grado de subjetividad.
Además, la realidad cambia constantemente, las cosas que suceden en el mundo cambian en todo momento. Y nosotros cambiamos con las circunstancias, porque todas las cosas que existen están relacionadas entre sí. Todos los días tomamos miles de decisiones. No podemos, entonces, permanecer estáticos en un mundo tan lleno de cambios. Si alguien lo ha intentado seguramente que ha muerto haciéndolo.
Algunos piensan que son las circunstancias las que hacen a las personas. Si esto fuera cierto, el niño que ha recibido una educación (educación, mas no escuela) excelente de parte de sus padres seguramente tomará buenas decisiones en pro de su bienestar y será exitoso. Por otro lado, el niño que reciba sólo golpes y maltratos de sus padres tendrá una vida desdichada y llena de problemas.
Lo anterior tampoco es cierto en todos los casos. Si aí fuera seguramente en el mundo no existirían muchas de las personas que conocemos. La historia está llena de personas que han salido de la pobreza (tanto cultural como económica) para convertirse en personas de éxito, y viceversa.
Entonces existen personas que, pese a sufrir circunstancias enormemente difíciles, logran salir adelante. Personas que fueron capaces de convertir sus defectos en virtudes. De sacarle provecho al viento cuando éste soplaba en su contra.
Si queremos cambiar nuestra actitud proactivamente debemos comenzar por hacer dos cosas:
La primera es, «en realidad no quiero cambiar, me quiero evitar la fatiga». La segunda forma de interpretarlo podría ser «lo he intentado antes y he llegado a la conclusión de que no puedo, no es posible». Finalmente, la tercera es «actuo así porque me conviene».
En los tres casos anteriores, el individuo tratar de convencerse y de convencer a los otros de que así son y nada pueden hacer para cambiar (mejorar). Ésta es una forma de justificar nuestras faltas y nuestros defectos. Puede ser una forma de lavarnos las manos, de cerrar los ojos ante nuestros defectos.
También puede ser una forma de abandono, en la que la persona tras varios intentos fallidos se hace a la idea de que no hay forma de cambiar. Entonces tira la toalla, abandona.
En otros casos, incluso, puede ser usado por algunas personas como artefacto de manipulación. ¿Cuántas veces no hemos conocido a personas que maltratan y atacan verbalmente a otros? ¿Cuántas de esas personas justifican los insultos argumentando que así es su carácter? Es la clásica persona que tras una pelea o una discusión acalorada dice «¡ya sabes así soy!» y «¿qué esperabas?».
Image: Stuart Miles / FreeDigitalPhotos.net |
Sea cual sea el caso, el carácter es sólo una fachada. Muchas veces las personas utilizan esa fachada o máscara por muchos años. Algunos lo hacen porque de verdad creen que esa máscara son ellos. Otros lo hacen porque jugar el papel les trae algún beneficio, como en el caso de quienes manipulan.
Dificilmente una persona puede ser realmente quien cree que es. Porque como seres humanos nos es muy difícil apreciar la realidad de manera objetiva, siempre existe un grado de subjetividad.
Además, la realidad cambia constantemente, las cosas que suceden en el mundo cambian en todo momento. Y nosotros cambiamos con las circunstancias, porque todas las cosas que existen están relacionadas entre sí. Todos los días tomamos miles de decisiones. No podemos, entonces, permanecer estáticos en un mundo tan lleno de cambios. Si alguien lo ha intentado seguramente que ha muerto haciéndolo.
Algunos piensan que son las circunstancias las que hacen a las personas. Si esto fuera cierto, el niño que ha recibido una educación (educación, mas no escuela) excelente de parte de sus padres seguramente tomará buenas decisiones en pro de su bienestar y será exitoso. Por otro lado, el niño que reciba sólo golpes y maltratos de sus padres tendrá una vida desdichada y llena de problemas.
Lo anterior tampoco es cierto en todos los casos. Si aí fuera seguramente en el mundo no existirían muchas de las personas que conocemos. La historia está llena de personas que han salido de la pobreza (tanto cultural como económica) para convertirse en personas de éxito, y viceversa.
Entonces existen personas que, pese a sufrir circunstancias enormemente difíciles, logran salir adelante. Personas que fueron capaces de convertir sus defectos en virtudes. De sacarle provecho al viento cuando éste soplaba en su contra.
Si queremos cambiar nuestra actitud proactivamente debemos comenzar por hacer dos cosas:
- Aceptar que tu carácter no es fijo. Puedes llevar 5, 10 o 20 años creyendo algo sobre tu persona. Lo que haz hecho todo ese tiempo es tratar de convencerte de algo que muy posiblemente ya no está vigente. Y no está vigente porque las causas que lo propiciaron ya no existen. Saca del refrigerador lo que está caduco.
- Dejar de ser víctima de las circunstancias. Si el mundo a tu alrededor parece gris es porque no lo estás apreciando con ojos humanos. Re-evalúa tu apreciación de las cosas. Esto sólo te será posible una vez hayas dejado espacio en el refrigerador para poner cosas nuevas, apreciaciones nuevas y vigentes. Apreciaciones más amplias y más cercanas a la realidad. Trata de ver las cosas desde diferentes puntos de vista.