Volver a divertirse
En los tiempos actuales el trabajo para muchos de nosotros es sumamente demandante, poco lucrativo y muy desgastante. El cuerpo y la mente claman sedientos por un poco de diversión y descanso. Para solventar la falta de diversión de las personas y su descontento general con su situación es que se ha creado una enorme maquinaria de entretenimiento express. Esto incluye a los programas de televisión, las películas, el internet, las redes sociales, los gadgets, los telefonos celulares, los juegos de video y un muy largo etcétera.
Todas éstas formas de entretenimiento buscan reemplazar la diversión natural por una de efectos inmediatos. Si algo es cierto en la sociedad de hoy en día es que parece que tenemos todo excepto tiempo para disfrutar lo que tenemos. Tenemos demasiadas obligaciones y muy poco tiempo para la diversión. Por tanto buscamos satisfacer nuestra la diversión utilizando estos medios artificiales para que la produzcan de forma instantánea.
No basta con entretenerse
Reconozco la utilidad de éstas formas de entretenimiento. Si bien yo no veo la televisión desde hace poco más de un año, debo admitir que me gustan el cine y los juegos de video. Lo que en realidad me preocupa es que dependamos tanto de estos medios para divertirnos. A causa de ellos dejamos de ser participes de la acción para convertirnos en simples observadores. Éste, considero yo, es el verdadero problema.
Ahora nos conformamos con admirar las proezas de la personas detrás de la pantalla en lugar de salir al mundo a lograr las propias. Y es que nos resulta más fácil ir al cine a ver una película de romance que aventurarnos en una relación. Es más sencillo ver al personaje de una película recorrer los mas impresionantes lugares del mundo que embarcarnos en un viaje de fin de semana. Nos gratifica sentarnos a observar como alguien más, sea un personaje ficticio o una persona real, realizar los logros que nosotros mismos no podemos o no nos permitimos hacer.
Vivir nuevas experiencias
Vale la pena esforzarnos en aprender a divertirnos nuevamente. Debemos pensar fuera de la caja. Reconocer que hay otras opciones además del cine, la televisión, las fiestas, el internet y las compras.
Para divertirnos no necesitamos cosas costosas, que además merman nuestro ya de por si reducido ingreso. Para divertirnos no necesitamos dinero o basta con muy poco. Para divertirnos verdaderamente hacen falta solamente una actitud entusiasta, personas con quienes compartir tu entusiasmo y animarte a vivir experiencias nuevas; sea que estas resulten buenas y no tan buenas.
Las cosas pequeñas importan
Son aquellos pequeños y aparentemente sencillos instantes los que recordarás toda tu vida. Cuando te divertias jugando a cualquier cosa con tus amigos de la escuela. Cuando le dedicaste una noche entera a una plática con tus amigos. La ocasión que volaste una cometa por primera vez. Una caminata larga por el campo o la subida a una montaña. Cuando te animaste a cocinar algo nuevo y resultó tener un sabor espantoso. O cuando cometiste la imprudencia de irte a la playa un fin de semana sin haberlo planeado. Son esas experiencias las que harán sentirte satisfecho.
Las proezas de una persona o un personaje en la pantalla pueden ser impresionantes. En cambio, cuando te animas a vivir una nueva experiencia, por sencilla que pueda parecer, se convierte ante tus ojos en algo fascinante. Y esto se debe a que fuiste el protagonista de ella, no un simple observador.
Todas éstas formas de entretenimiento buscan reemplazar la diversión natural por una de efectos inmediatos. Si algo es cierto en la sociedad de hoy en día es que parece que tenemos todo excepto tiempo para disfrutar lo que tenemos. Tenemos demasiadas obligaciones y muy poco tiempo para la diversión. Por tanto buscamos satisfacer nuestra la diversión utilizando estos medios artificiales para que la produzcan de forma instantánea.
No basta con entretenerse
Reconozco la utilidad de éstas formas de entretenimiento. Si bien yo no veo la televisión desde hace poco más de un año, debo admitir que me gustan el cine y los juegos de video. Lo que en realidad me preocupa es que dependamos tanto de estos medios para divertirnos. A causa de ellos dejamos de ser participes de la acción para convertirnos en simples observadores. Éste, considero yo, es el verdadero problema.
Ahora nos conformamos con admirar las proezas de la personas detrás de la pantalla en lugar de salir al mundo a lograr las propias. Y es que nos resulta más fácil ir al cine a ver una película de romance que aventurarnos en una relación. Es más sencillo ver al personaje de una película recorrer los mas impresionantes lugares del mundo que embarcarnos en un viaje de fin de semana. Nos gratifica sentarnos a observar como alguien más, sea un personaje ficticio o una persona real, realizar los logros que nosotros mismos no podemos o no nos permitimos hacer.
Vivir nuevas experiencias
Vale la pena esforzarnos en aprender a divertirnos nuevamente. Debemos pensar fuera de la caja. Reconocer que hay otras opciones además del cine, la televisión, las fiestas, el internet y las compras.
Para divertirnos no necesitamos cosas costosas, que además merman nuestro ya de por si reducido ingreso. Para divertirnos no necesitamos dinero o basta con muy poco. Para divertirnos verdaderamente hacen falta solamente una actitud entusiasta, personas con quienes compartir tu entusiasmo y animarte a vivir experiencias nuevas; sea que estas resulten buenas y no tan buenas.
Image: Michal Marcol / FreeDigitalPhotos.net |
Son aquellos pequeños y aparentemente sencillos instantes los que recordarás toda tu vida. Cuando te divertias jugando a cualquier cosa con tus amigos de la escuela. Cuando le dedicaste una noche entera a una plática con tus amigos. La ocasión que volaste una cometa por primera vez. Una caminata larga por el campo o la subida a una montaña. Cuando te animaste a cocinar algo nuevo y resultó tener un sabor espantoso. O cuando cometiste la imprudencia de irte a la playa un fin de semana sin haberlo planeado. Son esas experiencias las que harán sentirte satisfecho.
Las proezas de una persona o un personaje en la pantalla pueden ser impresionantes. En cambio, cuando te animas a vivir una nueva experiencia, por sencilla que pueda parecer, se convierte ante tus ojos en algo fascinante. Y esto se debe a que fuiste el protagonista de ella, no un simple observador.